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BIOGRAFÍA Nº1

 

 

RELIGIOSA ÁGUEDA HERNÁNDEZ AMORÓS

 

             

 

Nace en Villena el 5 de Enero de 1893 en el seno de una familia cristiana. Sus padres fueron  José María Hernández Amorós e Isabel Amorós Menor. Era la mayor de ocho hermanos: Bartolomé, Eduvigis, Lidia, Herminia, Leopoldo, Isabel y Manola. Su hermano Leopoldo fue sacerdote. Su padre tenía una fábrica de alcohol y la casa familiar estaba situada  dónde actualmente hay una farmacia en la Plaza que lleva el nombre de la religiosa.

            Siendo adolescente lo dejó todo e ingresó en la Archicofradía de la Santísima Trinidad y ya con 25 años ingresó en el noviciado de la Carmelitas de la Caridad  de Vic en Barcelona el 27 de Noviembre de 1918. Tras realizar su primera profesión fue destinada a Denia, marchando luego a Espulga, Alcoy, de nuevo a Espluga y a Villena.

            Quienes la conocieron la recuerdan como “viva, alegre, bonita con grandes ojos oscuros de mirar dulce  y profundo, de atractiva presencia y simpatía arrolladora”      

Dedicó su vida a la educación de niñas y jóvenes formándolos en los valores evangélicos de la fé, el amor y la solidaridad, la verdad y la libertad, la familia y la amistad.

            María Miró, Última Directora Carmelita del Colegio de Villena, decía de ella en el  folleto que se editó con motivo de la canonización de la religiosa, que enseñaban: “la constancia, el trabajo bien hecho, la buena relación entre compañeros, la sinceridad, el perdón,...y todo con el tesón desinteresado de aquella persona que busca el crecimiento del otro más que su éxito y lucimiento personal. Sabían que las buenas cosechas necesitan el paso de un tiempo, el tratamiento adecuado, que la madurez de los frutos exige la paciencia y la esperanza. Por eso tenían autoridad. Naturalmente con todas sus debilidades como persona que también las tendría pero si algo deseo resaltar de los educadores de antes era su generosidad, el desinterés propio buscando el desarrollo integral del alumno, con mayor o menor acierto, pero con una conciencia clara de estar colaborando a la creación de algo que merecía la pena. La autoridad no se compra en ningún supermercado...se gana con el talante diario de mirar con amor, de hacer que lo mejor de la otra persona crezca, prospere y que en el proceso la niña, el niño se vayan sintiendo felices..

...las hermanas transmitían también a los niños las enseñanzas que alimentaban su fe, porque la fe es un dón de Dios y nosotros podemos prepararle el terreno, poco más, pero tarea ineludible;  una vez que la llama ha prendido hay que cultivarla, compartirla, acompañarla, ...”

Esta fé estaba tan arraigada en ella que cuando a Águeda Hernández, le propusieron los que la iban a matar que salvara su vida marcándose con ellos, ella le dio un empujón enérgico y les dijo que quería correr la suerte de sus Hermanas. Un primo quiso también llevársela para ponerla a salvo pero ella dijo : “ Yo quiero permanecer con la Madre y las Hermanas y compartir con ellas la suerte que nos espere. ”Murieron cantando a Aquel que les había dado la fuerza para entregar su vida día a día y en el último momento las llenaba de fortaleza para abandonarse confiadas al Padre y dueño de toda vida, de su vida que ya le había ofrecido.  ” La mataron en el Saler junto con 24 religiosas más, cuando amanecía el 19 de Agosto de 1936. Juan Pablo II la canonizó junto con 151 religiosas y religiosos el 11 de Marzo de 2001. De ellos 40 eran sacerdotes diocesanos y 42 laicos. De Villena también fue canonizado ese mismo día, el Salesiano, Felipe Hernández Martínez. 

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