BIOGRAFÍA Nº 26
VIRTUDES CÉSPEDES AYUSO : “Historia de una madre coraje”
Nació el 12 de noviembre de 1889. Sus padres eran agricultores como la mayoría de la sociedad de Villena de aquella época. Su infancia y su juventud las pasó ayudando en las duras tareas de la casa y del campo, sin tener tiempo apenas de recibir una mínima educación. Conoció a Francisco Amorós Hernández durante las obras del nuevo cauce del rio Vinalopó con el que se casó. Realizaron el viaje de novios en un cabriolé a una casita situada en el paraje del pinar a escasos dos kilómetros de la “Casa Galeno” lugar de residencia de la familia de Virtudes. De esta unión nacieron criaturas de las cuales dos fallecieron siendo una de ellas Ángeles, su primogénita que murió al poco tiempo de recibir su primera comunión, lo que sumió a Virtudes en un profundo pesar, llegando a querer sacar a una niña de la inclusa para suplir su ausencia.
El joven matrimonio comenzó trabajando las tierras de la casa Galeno. Más tarde y aunque su deseo era marcharse a Cuba, se trasladan a Almansa a una hermosa finca conocida como “Santa Rosa”. Allí pasan unos años y regresan de nuevo a Villena y más concretamente a la pedanía de Las Virtudes y de ahí a la casa Los Hernández en la zona del Puerto. Con el fruto de su trabajo adquieren en propiedad la “Casa Cubero” en la laguna. Al poco tiempo fallece Francisco quedándose Virtudes sola con ocho hijos: Bartolomé, Francisco, Pedro, José, María, Rogelio, Celia y Juan. Durante toda su vida Virtudes vestía de negro en señal de duelo, por la muerte de su esposo.
La Guerra Civil hace todavía más complicada su situación, al ser llamados al frente cinco de sus hijos, siendo herido uno de ellos. Muy duros tuvieron que ser aquellos años para Virtudes entre el dolor de la ausencia de sus vástagos y la escasez de recursos debido a la terrible contienda. Cuando acabó la Guerra continuó toda la familia con las tareas agrícolas.
Con los escasos beneficios que el campo les brinda, adquieren una vivienda en la calle Blasco que les serviría como residencia temporal en caso de alguna enfermedad, alumbramiento y en las fiestas patronales. Además de sus hij@s, Virtudes acogió a dos jóvenes, Antonio Puche Palao de 14 años y a Cristóbal Marcos Díaz de 21 años, los cuales habían perdido a sus padres, cuidándolos como a cualquiera de su propia descendencia.
Nunca dudó en acudir a los mejores médicos cuando alguna dolencia afectaba a cualquiera de la gran familia. Visitó Barcelona, Castellón y Madrid y fue aquí donde la descubrió, el rey Alfonso XIII, durante la convalecencia del hijo mayor, interesándose el monarca por su estado de salud. Era costumbre regalar a los facultativos como agradecimiento un gran pavo real de los que ella misma criaba.
Va creciendo la prole y compran otra finca contigua, “Las oliveras” y empiezan a construir la casa en la que más tarde se convertiría en su hogar. También compran otra vivienda en la calle Menéndez Pelayo y la finca de la “Casa Plaza” junto al término de Yecla.
El caso de Virtudes es un ejemplo de superación, de cómo una mujer, aparentemente débil, ya que físicamente su cuerpo era menudo, escondía un gran carácter que la hacía vencer todas las adversidades. Hay un dicho que reza:” Casa de las oliveras, casa de buena fortuna, dónde se cena dos veces y no se almuerza ninguna”. Dicen que su reloj era el lucero y que cuando este aparecía, comenzaban a realizar las duras tareas domésticas, acabando cuando la tenue luz de los candiles se extinguía.
Era una mujer generosa que cuánta gente se sentaba a su mesa compartían los alimentos que tanto escaseaban. En su casa estaba uno de los televisores primeros de Villena y allí acudían los vecinos a ver programas que le interesaban.
En la quiebra de la empresa Unión de Transportes, acudieron a ella, la cual colaboró para levantar la deuda. Una vez superado el problema le sugirieron ser accionista. Ella no lo acepto y le devolvieron el dinero prestado, no queriendo cobrar ningún tipo de interés. Decía que su negocio era la tierra y que ella nunca mezclaba la gasolina con la paja.
Virtudes falleció el 7 de mayo de 1974, a los 88 años, habiendo repartido en vida las tierras del Pinar, el Olmillo, el Puerto, la Laguna, la casa Plaza, así como los edificios y demás bienes conseguidos a lo largo de toda una vida, para que sus hijos continuaran con la labor por ella emprendida. Hoy muchos de sus descendientes siguen cultivando aquellas tierras que con tanto sudor adquirió su antecesora o poseen prósperos negocios fruto de ese espíritu emprendedor heredado de la familia.
Virtudes no destacó en el campo de las artes, las ciencias, las letras, etc y sin apenas saber leer y escribir contribuyó con su esfuerzo y sacrificio al progreso de nuestra sociedad. Fue una madre coraje como tantas otras que sacaron adelante a toda una generación, en unos momentos difíciles, sin muchos bienas, solas y sobre todo siendo mujer. A todas ellas nuestra gratitud y reconocimiento[1].
Los descendientes de Virtudes se han reunido varias veces en la “Casa Cubero”, siendo la última el 17 de junio de 2007. También con motivo del 8 de Marzo en la Casa del Festero y promovido por Empresarias de Villena se le hizo un homenaje como ejemplo de mujer emprendedora.[2]
Nuestro agradecimiento a las mujeres que sacaron a la luz a Virtudes y al IES Navarro Santafé porque este año (2021) su alumnado en la asignatura de Plástica ha realizado un gran mural en una de las fachadas del Centro, representando a Virtudes con alegorías de la agricultura, junto a Lola Victoria Tarruella, mujer aristócrata villenense, compositora y escritora, también con signos que la representan. Ambas mujeres son coetáneas y representan las dos clases sociales más representativas del S. XIX y comienzos del XX.
[1] HERNÁNDEZ AMORÓS JOSÉ FRANCISCO 2007. Revista Villena anual.
[2] Revista AGRUPACIÓN DE FIESTAS DE NAVIDAD Y REYES LAS VIRTUDES 2007-2008. (51-52)