ENTREVISTA N. 30
DOLORES MARTÍNEZ BAÑÓN
(Esta biografía nos llega a través de Catalina Hernández, mujer de Villena y sobrina de la protagonista)
Dedicado a mis hijos, nietos, biznietos… a los que vendrán a continuar nuestra familia
Año 2007
Yo misma con 84 años voy a explicar un poquito de mi vida.
Mi madre era de Villena y yo nací el 11 de octubre del 23 en una casa grande de Caudete, con buenos padres y una buena posición. Mi infancia fue muy buena y nada me faltó. Pronto esto se terminó. Mi madre murió a los 44 años, cuando yo tenía 14, era la mayor y detrás de mí había cinco hermanos más pequeños.
A los dos años, mi padre volvió a casarse, no para bien, por la razón que éramos 12 personas a comer y beber. Su esposa tenía tres hijos, dos varones y una chica de 17 años y todavía vivía el padre de mi padre, mi abuelo. Se pasó bastante mal porque éramos muchos. En poquitos años toda la hacienda de mi padre desapareció. Cada uno de mis hermanos tomaron distintos caminos y cuando quedaba poquito de la hacienda de mi padre, su esposa lo abandonó. Entre tanto yo ya cumplía los 23 años.
Conocí a un chico criado en Francia y a los dos años con nuestro hijo de 40 días decidimos ir a Francia. Yo seguí a mi marido, dejé mi casa, dejé mi país y mi padre todo lo pagó. Las llaves se las dejé a una amiga mía para que se las entregara a mi padre, porque yo no tuve valor de ir, porque sabiendo que sería para él una gran pena. ¡Fue un camino muy triste y peligroso!
En Barcelona había una señora encargada de pasar personas políticas por los Pirineos. Mi marido y yo estábamos libres en España, teníamos nuestros papeles al corriente, como todos los españoles y nos dijeron que pasaríamos en un coche la frontera. Pero esto no fue verdad. Éramos 16 personas y no sabíamos cómo sería el tal viaje. ¡Fue cruel y bastante peligroso! Había un hombre al salir de Barcelona que nos esperaba para que le pagáramos por adelantado. Mi marido y yo todas esas cosas no las sabíamos y pregunté a ese hombre dónde estaba el coche que nos habían dicho que tendríamos para pasar la frontera y me contestó que no había tal coche y que pasaríamos los Pirineos andando. Yo me asusté por mi niño. Aquel hombre me dijo que ya no podíamos volvernos atrás, ya que éramos clandestinos, por pasar la frontera sin papeles, ¡no políticos, pero sí clandestinos!
Mi documentación no sirvió para nada … éramos libres en España. El hombre dijo que ya no podría volverse nadie. Fue un viaje triste y cruel y más con un niño de un mes. El guía cargó con el bebé porque ni mi marido ni yo hubiéramos podido pasarlo. Se arregló como él supo con su manta y de vez en cuando descansaba y me lo daba a mí para que lo amamantara. ¡Fueron 6 días entre la vida y la muerte! Es imposible describirlo. Nos dejó en Andorra y, como es un Principado, obtuvieron avales de Marsellan (Francia), así, de esta forma pudimos entrar en Francia. ¡El viaje al recordarlo me da mucha tristeza!
Llegue a un país sin comprender nada de nada, sin nada, solamente un niño, mi marido y sus padres. Las personas allí nos atendieron en todo lo que pudieron, pero a pesar de todo esto yo siempre estaba triste, solamente esperando ver llegar a mi marido del trabajo para poder hablar un poquito, pues este pase de Pirineos fue muy penoso y no quería recordarlo. Mi marido tuvo unos patrones muy buenas personas. Hablo el francés no muy bien pero me entiendo con las francesas, ¡me defiendo!
En el 50 tuve otro niño, en el 52 tuve dos más, mellizos y en el 59 tuve una niña, todos en Marsellan. La niña está en España 17 años, está contenta, casada con un español, muy buena persona y es una familia bastante feliz. Vienen de vez en cuando a verme. ¡Me da bastante placer!
Los chicos ya se casaron tienen sus hijos y ya soy bisabuela. Tengo una nietecita enferma y no sé si lo pasará bien o mal y un hijo en una silla de ruedas, pero hay que tomarlo todo con paciencia. Además, hace 11 años me quedé viuda. Lo más interesante para mí era mi esposo y ya no lo tengo, estoy sola en mi casa porque no me gusta estorbar a mis hijos, mientras pueda valerme por mi misma ... siempre añoro España, pero aquí me quedaré donde está mi marido. He querido guardar mi nacionalidad. ¡Soy española y así moriré! ¡Estoy aquí 60 años! Vivo sola con mis 84 años. Estoy muy bien, pero ¡la soledad es triste! Mis hijos están atentos de mi pero cada uno tiene su vida y sus hijos. ¡Ese ha sido mi destino!
A veces pienso que mi sitio es aquí con mis hijos y otras veces pienso irme con mi hija a España y ya me traerán mis hijos si me pasa lo último que tenemos que hacer pues esos son mis deseos.
Uno de mis hijos, compró una casa en Caudete, mi pueblo natal y también de él, porque es el niño que cruzó con nosotros la frontera. Está bastante contento pero su vida está aquí. Su esposa es médico y él enfermero y van solamente en las vacaciones.
Éramos 6 hermanos y quedamos 4. Siempre separados, porque se ve que tenía que ser así. El mayor Francisco, ya falleció, hace varios años. Mi hermana Carmen también. De los 4, yo en Francia más de 50 años. Mi hermana Juana, salió de Caudete a los 12 años, fue al pueblo de mi madre, llamado Villena, ya hace más de 60 años. Allí vivió su vida, se casó con un muchacho, Juan, que era muy buena persona y además tuvieron una buena posición. Ya murió su marido y le quedan los hijos e hijas que la cuidan. ¡De vez en cuando me acuerdo de mis hermanos!
La vida es un soplo, se va volando y todas las personas mayores como yo, nos tenemos que adaptar a lo que venga. ¡Ahora espero que vengan cosas buenas y si no son buenas hay que hacer frente al destino de cada cual!
S VIRTUDES 2007-2008. (51-52)