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CATALINA VISITACIÓN GARCÍA OLIVARES.

             Nació en Murcia. pero vino a Villena en los 60 con el auge de la industria del calzado, huyendo del trabajo de su marido en las minas que ya le había producido una enfermedad crónica típica de la extracción de los minerales.  Vino con toda su familia para iniciar una nueva vida.  Y nos contaba:

             Era tiempo de guerra y mi padre trabajaba con el señorito Antonio en su finca cuándo empezaron a recoger gente para fusilarla. El señorito habló con mi padre y le propuso dejarle la finca y le dijo: -mira Paco se presentan tiempos muy difíciles, está finca todavía no figura como finca con nombre ni nada, yo te la dejo a ti, tú la cultivas, la trabajas, crías a tus hijos y a cambio te pediría por favor que me pudieras cobijar en la noria qué estás haciendo. Él quería esconderse allí para que no lo cogieran y se lo llevarán a fusilar cómo hacían con otros ricos porque don Antonio era rico, un señorito, …  no sé de qué partido era el señorito …  mi padre era el secretario de la UGT desde que vinimos de Francia. El siempre había participado en reuniones … a don Antonio no le dio miedo confiar en él porque eran amigos desde toda la vida, desde pequeños y  le prometió la finca y con lo que iba produciendo le dábamos la mitad a su madre porque los habían dejado sin nada.

             La madre y su mujer vivían en su casa de siempre cerca de la finca, ellas sabían que estaba su hijo y su marido escondido … solo lo sabían ellas y mi padre, nadie más, nosotros, mi madre y mis hermanos no lo supimos hasta el final ….

             De noche su mujer y su madre venían, le traían comida y  en invierno, ropa, …  le bajaban agua que teníamos en el aljibe para lavarse y beber. El aljibe fue lo primero que hizo mi padre para tener agua. Le llevaban todo lo que necesitaba para que viviera allí escondido. Él tenía allí bajo un colchón de paja en el hueco de la Noria, nosotros no sabíamos que allí había alguien.

             Mi padre iba ahondando hasta que ya encontraba el agua que se necesitaba para la finca, agregando cada vez más cuerda … veníamos a la finca a trabajar y mi padre a cuidar a Don Antonio. En una caseta que hicieron de paja y “aljibarones”, guardaba las herramientas y la burra y mi padre se quedaba allí a dormir y a cuidar de los animales … al final de la guerra a mi padre, como era del sindicato, se lo llevaron a la guerra en las columnas estás más viejas, en las últimas quintas ... mi padre habló con la madre del señorito para decirle que él ya no podía encargarse de la finca, que lo habían llamado para ir a la guerra, entonces ellas solas venían y ellas solas, se arreglaban de noche como hacían cuando estaba mi padre. Cuando se pasaron los 3 años de la guerra y don Antonio pudo salir, …  nosotros nos quedamos con mi abuelo, y seguíamos cultivando la finca … seguíamos sin saber absolutamente nada del señorito. Cuando se terminó la guerra, mi padre se quedó en un pueblo que se llamaba Gandía y le dieron por desaparecido, no sabíamos si estaba vivo muerto, lo único que nos dieron es la baja de defunción porque no lo encontraron por ningún sitio. Él se metió en las alcantarillas de las vías del tren y de alcantarilla en alcantarilla y andando por las noches, paso a paso, consiguió llegar a mi casa. Cuando ya estaba oscureciendo robaba naranjas de las que había en el campo. Con eso se alimentaba y se mantenía. Cuando volvía a mi casa, como lo habían dado por muerto, un vecino chismoso, que quería ganarse honores o tenía envidia lo denunció. Al día siguiente vino la Guardia Civil y se lo llevo al Ayuntamiento. Mi madre llorando, mi abuelo lloraba y decía: - ¿qué vamos a hacer? tal y como están las cosas a lo mejor lo fusilan y como está dado por muerto, así se queda todo arreglado. Cualquiera que lo piense que imagine lo que pasamos en esa situación.

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